martes, 13 de septiembre de 2016

Servir o servirse

Lo prometido es deuda y  vuelvo con la corrupción, a ver si entre todos logramos definirla y no practicarla. Os copio unos párrafos de mi libro.


La corrupción es un problema personal” (sic)
Esto es lo que hemos oído en esta pasada campaña electoral, proveniente, claro está, de algunos partidos que no tienen vergüenza y tratan de exculparse, en lugar de pedir perdón y cumplir con lo que la judicialización de cada caso disponga al respecto. Además, deberían ser obligados a devolver el importe íntegro de lo defraudado.
Para que exista una manzana podrida en un cesto y acabe contaminando a muchas más manzanas es necesario que quien cuida el cesto lo permita. Se retira la manzana podrida y punto.
No es posible tal grado de corrupción en un partido si el sistema no es corrupto, si no es habitual meter la mano en el cajón para financiar el propio partido. Entre tanta inmundicia es normal que algunos quieran aprovecharse y “llevárselo crudo” para su propio beneficio personal.
Para que se produzca la corrupción en cualquier administración debe existir connivencia entre los políticos y algún o alguna funcionaria con cargo de responsabilidad.
Algunos partidos solventan la falta de colaboración funcionarial interponiendo y nombrando cargos de confianza, que se responsabilizan del área correspondiente y hacen y deshacen a su antojo, mientras, los funcionarios responsables de la misma se abstienen de informar desfavorablemente, amparados en que ellos no tienen responsabilidad pues reciben órdenes superiores de esos cargos de confianza.

Los cargos de confianza. El coste añadido.
Estos cargos de confianza sustituyen a los políticos electos en la labor de control que deberían ejercer y suponen un alto sobrecoste a la administración pues se les asignan elevados sueldos dado el riesgo y el compromiso de su innecesaria función.
Se les supone una labor de asesoramiento, pero la realidad contradice tal suposición pues muchas veces se les contrata para funciones para las que no tienen capacidad laboral ni académica. En realidad es un puesto de trabajo bien remunerado que se crea para un militante del partido que gobierna y que pagamos todos los ciudadanos.
Por otra parte, la contratación de estos cargos de confianza supone la infrautilización del funcionario o funcionaria de carrera que debería ejercer ese trabajo y que también cobra por ello.

Dar confianza a los cargos
En lugar de cargos de confianza les dimos confianza a los cargos, mostrando a diario nuestra honestidad y trabajando con ellos de igual a igual. Esta dinámica de trabajo les hace sentirse responsables y parte del éxito y trabajan con más satisfacción.
Los funcionarios y funcionarias están deseosos de que los políticos sean honestos, serios y trabajadores. Les crean mayor nerviosismo y desconfianza los políticos corruptos y vagos.

Servir o servirse.

No se si en realidad se pretende redefinir qué es corrupción o lo que se pretende es camuflarla.

En esto de la política hay que tenerlo claro. Se trata de corrupción todo aquello que no se hace con fin de servir al ciudadano que es para lo que uno da el paso al frente y entra en política. Una simple silaba y que diferencia.

Un caso particular les ha puesto en aprietos a los redefinidores. Un Alcalde que en contra de los criterios de sus técnicos decidió pagar una importante cantidad a una empresa. Eso es prevaricación.¿La prevaricación es corrupción?. Depende. 

Si lo haces involuntariamente porque tomas en favor de tus administrados una decisión equivocada, será prevaricación pero no corrupción. Si, como puede ser el caso, se le paga a esa empresa lo indebido para por ello obtener ventajas personales o para tu partido eso es corrupción. Es sencillo aplíquese la pregunta, ¿Para servir o para servirse?

Es mi humilde opinión y puedo estar equivocado.


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