miércoles, 18 de octubre de 2017

Cataluña. Posturas irreconciliables . Fractura social y coste.



Quienes leéis mi blog sabéis que no estoy con la iniciativa de separatismo promovida desde una situación de preeminencia económica y sin apoyo social necesario, que debería ser muy mayoritario para tomar tal iniciativa y no lo es.

Tampoco estoy con un gobierno que se ha propuesto politizar la justicia con nombramiento de un Fiscal General sospechoso de no buscar la aplicación de la Justicia con ecuanimidad. Obrar con partidismo tiene como resultado final la judicialización de la política. 

No los pongo en plano de igualdad pero creo que cada bando contendiente está muy a gusto dónde está. Pretenden sacar tajada política.

Uno, mostrando firmeza y presentándose como defensor de la unidad de España. Pero con una notable carencia . Quien por cargo tiene que liderar las soluciones políticas no debe mostrarse ausente, debe dar un paso al frente y han preferido que sea la Fiscalía la que tome las decisiones. 

Otro, consiguiendo cada vez mayor número de descontentos y haciéndose las víctimas de una represión política qué avale internacionalmente la necesidad de separarse de España.

Mientras tanto todo esto sucede, se produce una fractura social importante, dentro y fuera de Cataluña, de la que nadie va a hacerse responsable y de la que será muy difícil recuperarse de sus nefastos efectos.

Fractura social a la que va a contribuir enormemente el encarcelamiento de los líderes de ANC y de Omnium. ¿Sentencias penales en lugar de acuerdos políticos?

Y con todo el ruido producido el resto de los conciudadanos nos olvidamos del 3% de unos y de la Gürtel, la Púnica, etc, de otros.

No es más patriota el que se parapeta detrás de la bandera más grande sino quien obra con honestidad y en favor del bienestar de sus administrados.

No se pueden autoetiquetar como patriotas quienes, se ha demostrado judicialmente, saquean los fondos públicos para financiar su partido o llenar sus bolsillos.

Los ciudadanos de a pié tendremos que pagar los platos rotos… como siempre.

Espero que mañana acierten, unos y otros, para no agravar más el asunto.

Es mi humilde opinión y puedo estar equivocado.



miércoles, 4 de octubre de 2017

¿Y ahora qué, Sr Rajoy.?


Vaya por delante que no soy partidario de los independentismos que surgen de una situación preeminente, en muchas ocasiones conseguida gracias al esfuerzo de los propios pero también de muchos llegados de otras tierrras que no han tenido las mismas oportunidades socio-políticas y económicas.

El Gobierno español ha sido incapaz de reconocer las circunstancias que se daban en Cataluña, y en una necia demostración de irresponsabilidad, ha ordenado a la Policia que resuelva por la fuerza el desaguisado político y ha provocado la peor de las situaciones posibles.

Pero lo más lamentable es que todo haya sucedido sin la aparición en escena del Sr Rajoy, experto en parapetar su responsabilidad en el Fiscal General (subordinado suyo) y en jueces y fiscales de claro corte conservador.

Ahora no es el problema el fallido referendum, ni siquiera lo es la independencia, el problema es el enfrentamiento político y social desencadenado y la casi imposible viabilidad de su solución.

Pero el Sr. Rajoy, que tiene una habilidad especial para conservar su puesto, ha quemado incluso el cartucho del discurso del Rey antes de dar la cara y que se la partan.

Y además se guarda la carta del adelanto de unas elecciones generales en las que pretende rentabilizar su intransigencia y su inmovilismo en un asunto que muy bien podría ser menos grave a poco que hubiese mostrado un mínimo de liderazgo, que se le supone a un Presidente de Gobierno pero que el ha demostrado carecer.

A resolver tocan, Sr. Rajoy. Cuide de no dar más pasos en falso, no cometa más errores y aprenda que en la política los problemas son como el pescado… o los afrontas con decisión o se agravan y eso no lo soluciona el plasma, a no ser que se trate de plasma sanguíneo… quizá se necesite un poco más de sangre.

Es mi humilde opinión y puedo estar equivocado.