jueves, 21 de enero de 2016

La impunidad de la corrupción.


Ante el impasse que suponen las negociaciones y los pactos  políticos y dado que he dejado de escribir la segunda edición de mi libro "20 años de gobierno ciudadano", he desempolvado los lienzos y los pinceles, después de 30 años,  me he enfrascado en la pintura y he descuidado este blog.
He pensado que puede ser oportuno haceros participes de otro relato corto de mi libro para que no os aburráis y de paso, es posible que os pique el gusanillo y  adquiráis el libro.
Espero que dentro de pocos años ya no tengamos que hablar de este tema.

El engaño y la corrupción: la impunidad
Hay que reflexionar sobre la necesidad de parar la situación a la que hemos llegado en la arena política.
Se da por hecho que la única misión de los partidos políticos es ganar las siguientes elecciones y que para ello todo tiene justificación: tratar a los ciudadanos como tontos, prometiendo lo que sabemos que no se puede cumplir, adelantando o atrasando las elecciones por simple cálculo electoral, difamar al adversario de cara a la opinión pública para hacer que pierda votos y judicializar la política.
Algunos partidos políticos apoyan a sus candidatos aun sabiendo que son corruptos. No es la corrupción el mayor problema sino la impunidad de la corrupción.
Hemos llegado a tal degradación de la democracia que nos sentimos meros votantes. La política no es esto, tenemos en nuestras manos corregir la situación. En todos los partidos puede haber personas corruptas, pero también hay muchas personas honradas.
Lo que irrita a la sociedad es comprobar que una madre joven vaya a la cárcel por haber hecho uso de una tarjeta ajena encontrada para comprar pañales y que los que han robado los fondos públicos y usado las tarjetas black, estén en sus casas y  posiblemente acaben siendo absueltos en poco tiempo.
Sigo convencido de que la política es la actividad de los hombres libres y que cuando los ciudadanos dejan de prestar atención por la política, llegan a las instituciones políticos que no prestan atención a los ciudadanos.
La corrupción no existe si UNO no quiere.  Ese UNO lo he escrito con mayúsculas, con toda la intención, para sí el lector o lectora prefiere interpretarlo en primera persona o quiere utilizarlo en un tono más impersonal.
El mayor mérito del hombre consiste en determinar sus circunstancias y no dejar que las circunstancias lo determinen a él. Por tanto, si UNO no quiere, si tú no quieres, no te corrompes por muy tentadoras que sean las ofertas y muy favorables sean las circunstancias.
 En este país que el engañar es un arte o traes la honestidad contigo mismo, la traes de fábrica, o eres un posible corrupto y/o corruptor.
Si algo se ha logrado con el grito unánime de los movimientos ciudadanos con nuestro "basta ya" es que en lo sucesivo puede que se den casos de corrupción pero ya no se sentirán amparados e impunes.
Y como manifiesto habitualmente: " no hay mayor patrimonio personal que poder dormir con tu conciencia tranquila".






No hay comentarios:

Publicar un comentario