Ante
el impasse que suponen las negociaciones y los pactos políticos
y dado que he dejado de escribir la segunda edición de mi libro "20
años de gobierno ciudadano", he desempolvado los lienzos y los
pinceles, después de 30 años, me he enfrascado en la pintura
y he descuidado este blog.
He
pensado que puede ser oportuno haceros participes de otro relato
corto de mi libro para que no os aburráis y de paso, es posible que
os pique el gusanillo y adquiráis el libro.
Espero
que dentro de pocos años ya no tengamos que hablar de este tema.
El
engaño y la corrupción: la impunidad
Hay
que reflexionar sobre la necesidad de parar la situación a la que
hemos llegado en la arena política.
Se
da por hecho que la única misión de los partidos políticos es
ganar las siguientes elecciones y que para ello todo tiene
justificación: tratar a los ciudadanos como tontos, prometiendo lo
que sabemos que no se puede cumplir, adelantando o atrasando las
elecciones por simple cálculo electoral, difamar al adversario de
cara a la opinión pública para hacer que pierda votos y
judicializar la política.
Algunos
partidos políticos apoyan a sus candidatos aun sabiendo que son
corruptos. No es la corrupción el mayor problema sino la impunidad
de la corrupción.
Hemos
llegado a tal degradación de la democracia que nos sentimos meros
votantes. La política no es esto, tenemos en nuestras manos corregir
la situación. En todos los partidos puede haber personas corruptas,
pero también hay muchas personas honradas.
Lo
que irrita a la sociedad es comprobar que una madre joven vaya a la
cárcel por haber hecho uso de una tarjeta ajena encontrada para
comprar pañales y que los que han robado los fondos públicos y
usado las tarjetas black, estén en sus casas y posiblemente
acaben siendo absueltos en poco tiempo.
Sigo
convencido de que la política es la actividad de los hombres libres
y que cuando los ciudadanos dejan de prestar atención por la
política, llegan a las instituciones políticos que no prestan
atención a los ciudadanos.
La
corrupción no existe si UNO no quiere.
Ese UNO lo he
escrito con mayúsculas, con toda la intención, para sí el lector o
lectora prefiere interpretarlo en primera persona o quiere utilizarlo
en un tono más impersonal.
El
mayor mérito del hombre consiste en determinar sus circunstancias y
no dejar que las circunstancias lo determinen a él. Por tanto, si
UNO no quiere, si tú no quieres, no te corrompes por muy tentadoras
que sean las ofertas y muy favorables sean las circunstancias.
En
este país que el engañar es un arte o traes la honestidad contigo
mismo, la traes de fábrica, o eres un posible corrupto y/o
corruptor.
Si
algo se ha logrado con el grito unánime de los movimientos
ciudadanos con nuestro "basta ya" es que en lo sucesivo
puede que se den casos de corrupción pero ya no se sentirán
amparados e impunes.
Y
como manifiesto habitualmente: " no hay mayor patrimonio
personal que poder dormir con tu conciencia tranquila".
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