Muchas
veces he manifestado que el mal de algunos ayuntamientos es la
corrupción, pero hay otros muchos ayuntamientos cuyo problema mayor
es la desidia de sus gobernantes.
El problema de la política es que los políticos profesionales (esos que pretenden tener un puesto vitalicio), se han preocupado más de agradar a sus dirigentes que de satisfacer las necesidades de sus ciudadanos. No les importa distanciarse de sus vecinos les interesa estar cerca de los que reparten el bacalao en el partido.
El problema de la política es que los políticos profesionales (esos que pretenden tener un puesto vitalicio), se han preocupado más de agradar a sus dirigentes que de satisfacer las necesidades de sus ciudadanos. No les importa distanciarse de sus vecinos les interesa estar cerca de los que reparten el bacalao en el partido.
Os
voy a contar una anécdota para demostrar que en algunos
ayuntamientos como el nuestro no solamente no existe desidia, sino
excesiva preocupación.
Teníamos
que acometer el desarrollo de un gran plan parcial, el de Kukuiaga,
en el que se proyectaba la construcción de un nuevo polígono
residencial con casi 1.000 viviendas.
Tuvimos
la valentía de “coger el toro por los cuernos”, acometer las
obras por el sistema de cooperación, con lo cual era el Ayuntamiento
quien dirigía y controlaba las obras y los copropietarios del
polígono entregaban el dinero según avanzaban las obras y se
liquidaban las certificaciones. Dentro de nuestra filosofía de
“primero urbanizar y luego construir las viviendas”.
Inicialmente teníamos que salvar el obstáculo que suponía que en el concurso publico una gran empresa fuese la adjudicataria de todo el polígono y luego repartiese entre empresas menores el trabajo, con lo cual se llevaba una ganancia como intermediario que bien podíamos ahorrarnos.
Para
ello en lugar de sacar la obra completa fuimos sacando por fases:
movimientos de tierra, canalizaciones, pavimentación, alumbrado,
mobiliario... con lo cual las empresas menores eran las que
concursaban directamente y nos ahorrábamos una importante cantidad
de dinero.
El
sistema de cooperación implicaba una mayor participación y control
del propio Ayuntamiento. Como Alcalde además de acudir a todo tipo
de reuniones que se convocaban, incluso técnicas, por las tardes me
dedicaba a pasear por entre las obras para comprobar si se estaban
ejecutando de acuerdo a lo presupuestado.
En
una ocasión, una de esas reuniones se trasladó de lugar y se
celebró en la caseta de los encargados de obra.Pudimos ver, mientras
debatíamos, un gran cartel de National Geographic, en el que
aparecía una gacela muerta que estaba siendo devorada por una bandada
de buitres. La gacela estaba nominada como O.C.P., que era la empresa
y el buitre mayor... como Pedro Lobato, el siguiente buitre en tamaño
tenía el nombre del arquitecto contratado por el Ayuntamiento para
dirigir las obras.
Je,je,je,...a
mí al menos me hizo mucha gracia pues venía a reflejar mi excesiva
implicación y mi alto nivel de exigencia en el control de la obra.
Más que un insulto era una alabanza.
Una
tarde de viernes se marchaban a sus casas para disfrutar el fin de
semana y pude comprobar que la vía principal de acceso a las obras,
que estaba totalmente habitada, se encontraba embarrada por completo.
Les comuniqué que sí para las 21, no dejaban limpia la calle, el
lunes no vinieran a trabajar porque iba a paralizar la obra.
Volvieron
a ponerse los buzos de trabajo y dejaron la calle más limpia que
una patena.
Os
he contado todo esto para que veáis que no en todas las
instituciones existe corrupción y desidia y que quien gobierna una
institución debe estar al tanto de todo lo que sucede, no vale decir
“yo no sabía lo que hacía mi tesorero” o desconocida las
actividades ilícitas de mis concejales cómo pasa en Valencia, o
“desconocía que mi señora tuviera el dinero en paraísos
fiscales”…
Los
dineros públicos deben ser gestionados y controlados incluso mejor
que los tuyos. Si dices que desconocías que robaban mal y si lo
conocías peor . No sólo debes ser honesto, debes estar vigilante
para tener la seguridad de que también lo son quienes te rodean.
Claro
que en grandes instituciones el control es más difícil, pero sólo
pasa desapercibido cuando ese fraude es pequeño y cometido por una
persona pero no cuando es generalizado y está amparado por los
propios dirigentes como sistema de actuación.
Es
mi humilde opinión y puedo estar equivocado.
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