martes, 1 de marzo de 2016

Me preocupó el futuro de mis hij@s... ahora el de mis niet@s.



Sentado, casi tumbado, en el sillón para descansar del ajetreo qué estos días me han supuesto, pues he apoyado en lo que he podido a mi hija Izaro, que ha dado a luz a mi nieto Aimar. Aimar, una preciosa criatura, nació el día 29 de febrero, bonita fecha, a las 4 de la mañana.

Con la tranquilidad de haber hecho lo que como padre de la madre me correspondía, de no  haber defraudado la confianza que en mi deposita siempre Izaro y de ver a mi hija feliz tras haber superado la situación traumática que un primer alumbramiento supone, me he puesto la tele del debate de investidura y me he quedado dormido.

He visto resumido el asunto en el telediario y confieso que me ha preocupado, si, pero mi preocupación ha aumentado considerablemente cuando he visto en El Intermedio un reportaje en el que jóvenes muy preparad@s realizaban trabajos por sueldos míseros de 300 a 500 €, en jornadas marathonianas y en puestos, incluso, de responsabilidad.

Eso me ha obligado a pensar en mis nietos, en mi nieta Noa y mi nieto Aimar y me ha preocupado especialmente,  ¿cómo puedo yo ayudar  para que ellos no se encuentren en esa precaria situación, cuando tengan edad para ejercer cualquier actividad laboral?

Siempre he perseguido hacer todo lo posible para dejar a mis hijos un mundo mejor que el que yo recibí y a pesar de mis esfuerzos en mejorarlo creo que no lo hemos logrado. Aunque no me siento culpable porque considero haber hecho lo suficiente y con el esfuerzo de toda la familia hemos logrado una  sitación más o menos estable...por ahora.

Aunque en mi caso estén trabajando los tres hijos  de una manera más óptima, dentro de la inquietud me ha entrado la zozobra de si estos nuevos recién llegados tendrán la oportunidad de tener un buen trabajo, después de haber realizado con esfuerzo sus estudios y que tengan una remuneración de acuerdo a la responsabilidad que ejerzan.
No dudo que la composición del nuevo gobierno es un asunto trascendente y preocupante, pero poco margen de maniobra tienen éste y otros gobiernos de países más o menos poderosos.

Es el gran capital quién marca las pautas de la economía mundial y quién quita y pone gobiernos y a ver quien es el guapo que intenta acabar con sus paraísos fiscales sin temor a ser defenestrados por su enorme presión mediática y económica.

Si no les convencemos a los grandes buitres de que ese camino ya está agotado,  de que se acabó la superexplotación, que los trabajos debemos ser bien remunerados, que los currelas deben tener posibilidades de ocio, que los países el tercer mundo no necesitan guerras sino ayuda y que esa ayuda debe ser en el propio país, sin que tengan que desplazarse en frágiles pateras para conseguir, el que lo consigue, alcanzar un objetivo que luego no es tal cual se lo he imaginado... mal futuro nos queda.

Así que yo apuesto por el cambio, pero no el cambio político, que también, sino por un cambio social por el que aprendamos que todos somos seres humanos y nos debemos mayor colaboración, menos explotacion y ninguna guerra motivada por las ansias económicas del gran capital.

Toda la vida preocupado por el futuro propio, luego el de mis hijos y ahora ... por el futuro de mis nietos.Y yo no soy de los que me he quedado en casa a verlas venir y que me las resuelvan otros.
Eso nos pasa a la generalidad, a los que hemos trabajado honestamente , mientras los que han defraudado grandes cantidades disfrutan de sus mansiones y sus yates, pagados con los dineros guardados en paraísos fiscales en lugar de haber contribuido con los preceptivos impuestos, impuestos que bien podrían haber satisfecho la educación, la sanidad, el ocio ( por qué no?)... de quienes con su sudor han generado las ganancias del gran capital.

¿Dónde está el poder político europeo que se compromete a acoger a cientos de miles de refugiados y hasta la fecha, varios meses y un invierno después, no se ha dado cobijo más que a medio millar....? ¡Qué vergüenza!.


Es mi humilde opinión.

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