sábado, 5 de marzo de 2016

El debate de la no investidura.

Convaleciente de una infección viral hoy me he tragado entero el debate de la fallida investidura del candidato a Presidente.

Voy a intentar relatar de forma muy sencilla la impresión que me han causado las distintas intervenciones.

Comencemos por el candidato. Creo que Pedro Sánchez ha sido valiente, ha pretendido contentar a los que piden cambio y también a los varones de su partido que han sido los que han puesto una serie de condiciones que casi ha cumplido.

Pero existe una enorme contradicción y es que siendo un partido de izquierdas haya optado por apoyarse en un partido que es la nueva derecha y que además está apoyado por las grandes fortunas y las grandes empresas, en suma, por el Ibex 35.

Creo que tiene una oportunidad ahora de retomar, de reconducir el asunto y además, está obligado a hacerlo porque ha adquirido una responsabilidad que si no la cumple le va a pasar factura a nivel general y dentro de su partido

Diría que Pedro Sánchez ha ganado enteros en conjunto, por los dos discursos y por “haber agarrado el toro por los cuernos” para acabar con el bloqueo existente.

El segundo lugar en intervenir ha sido el señor Rajoy, que debería haber sido el primero. Con un lenguaje rancio, antiguo, ha pretendido convencernos de que estamos en la España del 2011, como si nada hubiera pasado durante estos 4 años, reclamando para él un apoyo que no merece después de su andadura en el gobierno de recortes sociales y de derechos y de su falta de pericia demostrada, además de unos truculentos episodios descalificadores que han ido sucediéndose durante los últimos meses que le han puesto en el disparadero dentro de su propio partido.

Él fue el primero en defenestrarse cuando rehusó ser propuesto por el rey, en una táctica de “que pase el siguiente” para no ser el primero en estrellarse.

El señor Iglesias, Podemos, dijo que iba a rebajar el tono y no hubiera sido necesaria el relato de las anécdotas del beso y de la pretendida relación o flechazo virtual de  Andrea Levy del PP con Miguel Vila  de su partido.

Esa broma puede servir para animar un mitin o una asamblea, pero un pleno del Congreso, además de investidura, es una cosa más seria donde huelgan las frivolidades.

Fue, sin embargo, certero en sus apreciaciones y espero que sincero al decir que tiende la mano para un posible acuerdo, un acuerdo de la gente de izquierdas, un acuerdo por lo social y no por lo económico y el capital.

El señor Rivera, Ciudadanos, ha ganado muchos puntos cumpliendo con el papel que la derecha le ha otorgado. Es cierto que ha dado una buena imagen de mediador, de dialogante, e incluso, de estadista, pero detrás de todo ello subyace que, cada vez con mayor evidencia, son una marca blanca de la derecha capitalista.

Si hay nuevas elecciones posiblemente su partido sea muy beneficiado, pero si no las hay será el más perjudicado, porque el pacto que se puede prever es un pacto de izquierdas que lo dejaría al margen.

Me gustó Garzón (IU), porque es un cirujano del lenguaje político. Lo aplica con certera puntería y dice lo que la gente quiere oír, que hay posibilidades de dar un giro hacia un gobierno más preocupado por las personas y menos por la explotación de los pobres para enriquecer más y más a los ricos.

También el Sr Homs estuvo certero al manifestar que si no estuviese por medio el asunto catalán, ya se habría conformado un gobierno de izquierdas. Será un tema que habrá que afrontar guste o no guste. Cambiando de actitud es posible que se rebaje la euforia independentista.

Ahora, después de haber escuchado a los unos a los otros públicamente y teniendo en cuenta las diferentes propuestas habidas, toca sentarse a trabajar, a dialogar y llegar a acuerdos que eviten un nuevo proceso electoral que, además de inútil, puede ser muy costoso para las precarias arcas del Estado.


Es mi humilde opinión que con vosotras y vosotros comparto, sin ánimo de polémicas pues ya dice el refrán que “dos no discuten si uno no quiere” y yo no quiero discutir. "Eso es mentira"…. pues será mentira, je,je.

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