Dado el clima de corrupción económica, política y judicial con la que nos levantamos todos los días, os copio a continuación algunas consideraciones u opiniones personales que plasmé al respecto en mi libro "20 años de gobierno ciudadano" hace ya dos años, en la segunda edición.Si os gusta iré publicando otros relatos.
Admito todo tipo de comentarios, discrepantes o no. Si os gusta os animo a que compréis el libro que podéis adquirir en las librerías de Etxebarri o encargándolo en cualquier otra o a la Editorial Elkar por su titulo o por el ISBN 9 788493923815. Contribuiréis con ello a una buena causa pues mis mínimos beneficios de autor los dono a una ONG dedicada a la protección de la infancia.
El
engaño y la corrupción: la impunidad
Hay
que reflexionar sobre la necesidad de parar la situación a la que
hemos llegado en la arena política.
Se
da por hecho que la única misión de los partidos políticos es
ganar las siguientes elecciones y que para ello todo tiene
justificación: tratar a los ciudadanos como tontos, prometiendo lo
que sabemos que no se puede cumplir, adelantando las elecciones por
simple cálculo electoral, difamar al adversario de cara a la opinión
pública para hacer que pierda votos y judicializar la política.
Los
partidos políticos apoyan a sus candidatos aun sabiendo que son
corruptos. No es la corrupción el mayor problema sino la impunidad
de la corrupción.
Hemos
llegado a tal degradación de la democracia que nos sentimos meros
votantes. La política no es esto, tenemos en nuestras manos corregir
la situación. En todos los partidos puede haber personas corruptas,
pero también hay muchas personas honradas.
Lo
que irrita a la sociedad es comprobar que una madre joven vaya a la
cárcel por haber hecho uso de una tarjeta ajena encontrada para
comprar pañales y que los que han robado los fondos públicos y
usado las tarjetas black, estén en sus casas y acaben siendo
absueltos en poco tiempo.
La
corrupción no existe si UNO no quiere
Ya
digo en mi Decálogo que la política es la actividad de los hombres
libres y que cuando los ciudadanos dejan de prestar atención por la
política, llegan a las instituciones políticos que no prestan
atención a los ciudadanos.
Ese
UNO del titular, lo he escrito con mayúsculas, con toda la
intención, para sí el lector o lectora prefiere interpretarlo en
primera persona o quiere utilizarlo en un tono más impersonal.
El
mayor mérito del hombre consiste en determinar sus circunstancias y
no dejar que las circunstancias lo determinen a él. Por tanto, si
UNO no quiere, si tú no quieres, no te corrompes por muy tentadoras
que sean las ofertas y muy favorables sean las circunstancias. En
este país que el engañar es un arte o traes la honestidad contigo
mismo, la traes de fábrica, o eres un posible corrupto y/o
corruptor.
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