miércoles, 28 de octubre de 2015

Hoy os adelanto otro pasaje del nuevo libro. Es una especie de homenaje a quienes se esforzaron en mejorar nuestro Barrio de San Antonio desde aquella combativa Asociación de Familias. 
En breve os adelantaré un pasaje más, de tono político, y se acabó. No quiero que perdáis interés por leer esta nueva edición.

La Asociación de Familias poco a poco fue cesando en su actividad pues varios de sus principales y destacados miembros optaron por la militancia en los partidos que más se adecuaban a su forma de pensar, a su ideología.

Físicamente se había extinguido, pues hasta el local, que con mucho esfuerzo habíamos adquirido para ubicar nuestra sede, fue donado al Ayuntamiento, en una decisión de la última directiva que no todos los miembros de la Asociación de Familias compartieron.

Pero el espíritu, el alma, no desapareció. Se trataba de un periodo de impás, de una especie de delegación temporal de la función de defensa de los intereses vecinales en los recientemente elegidos concejales y concejalas.

Lo que nunca se llegó a perder fue el sentimiento de colectividad de quienes habían sufrido el barro y el olvido, de los grupos de voluntarios que tuvieron que trabajar los días festivos para construir los caminos de acceso a su barrio y a sus viviendas, de quienes cedían el uso de una habitación a otra familia recién llegada, de quienes celebrábamos continuas manifestaciones para conseguir los servicios más básicos (luz, transportes, colegios, sanidad,…) o para lograr que la vorágine de la construcción no acabase macizando de hormigón nuestro entorno. Ese aprendizaje está grabado, a fuego, en cada uno y una de nosotros y esas vivencias las hemos trasmitido a las nuevas generaciones.


Ese sentimiento de lucha colectiva quedó latente. Cuando se constató que, ante el deterioro de nuestro barrio, aquellos que gobernaban no ponían interés en resolver los graves problemas que cada día afectaban a nuestra normal y humilde convivencia, impulsados por un grave incidente que más adelante relataré, surgió el grupo independiente La Voz del Pueblo. Dicho de modo mas comprensible, aquella Asociación de Familias alcanzó el gobierno municipal en 1991 y ha dado pruebas de que para gobernar bien, sólo se necesitan ideas y ganas de ponerlas en práctica y sobran las ideologías.

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