En
la vida es más importante callar que decir : callar puede
solucionarse y de lo que dices eres cautivo. Eso en la vida real, en
la tuya y en la mía.
En
la política, sin embargo, es posible decir primero y callar después,
intentando remediar lo imposible y
dando por normal todo aquello que a nosotros nos parece tremendamente
negativo o ilicito.
A
eso le llaman la posverdad que es la fórmula perversa con la que se
evaporan ciertos delitos que nos afectan a todos, pero son tratados
de manera que nosotros, ciudadanos de a pie, que somos las
sufridas víctimas, acabemos creyendo que somos los beneficiarios de
que terminen siendo sobreseidos o prescritos los asuntos más
escabrosos y más dañinos para la economía de la nación y, por
ende, para nuestros bolsillos.
Posverdad
es considerar un acto de normalidad que el Presidente de la Nación
vaya a declarar como testigo sobre la judicialmente demostrada
corrupción de su partido y chulescamente vacile al tribunal
mintiendo con descaro.
Posverdad
es declarar que se está dotando de los medios para acabar con la
corrupción cuando en realidad lo que se pretende es taparla
retirando a fiscales y jueces que obran con valentía, sutituyéndoles
por otros simpatizantes de su partido.
Posverdad
es afirmar, después de haber borrado los discos duros, 35 veces, que
no se puede asegurar que contuvieran información perjudicial para el
PP.
Posverdad
es que un Ministro use una embajada y los servicios de la misma para
las vacaciones familiares e intente convencernos de que es algo justo
y que
se hace normalmente.
Posverdad
es que el ex ministro Soria siga teniendo escolta y viajes pagados
por todos nosotros, cuando el ni siquiera paga sus impuestos pues sus
dineros estaban en paraísos fiscales
Posverdad
es
cargar las tintas contra los Mossos por no haber atendido
aviso de
la CIA, cuando dicho aviso le había sido notificado a todos los
cuerpos de seguridad.
Posverdad
es reconocer que no vamos a recuperar el 75% de un multimillonario
rescate bancario, aunque nos engañaron diciendo que a los españoles
no nos iba a costar un euro.
Es mi humilde opinión y puedo estar equivocado.
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