sábado, 23 de febrero de 2019

La exótica del poder

Sigo con mi relato de algunos de los pasajes de mi libro "20 años de gobierno ciudadano" en su segunda edición:

"La exótica del poder
El titular de este apartado no tiene nada de peyorativo y lo pongo con cariño, pues en gran parte estoy de acuerdo con las decisiones de los representantes de los nuevos grupos políticos.
Hay ciertos gestos que no comparto y entiendo que en algún momento se establecerá la normalidad. Posiblemente, cuando extinguida la corrupción política, se recupere la triste valoración que la ciudadanía tiene de la figura del político producida por la deriva, corrupta y antidemocrática, de algunos partidos y de algunos de sus responsables.
No comparto uno de esos gestos que ahora se publican a diario con bajadas de sueldos de los políticos hasta cifras que cercenarán la posibilidad de dar un paso al frente a personas que, por mucha vocación de servicio que tengan, no abandonarán sus trabajos mejor remunerados, para dedicar al ejercicio de la política muchas más horas y con mayor responsabilidad y riesgo
Me permito afirmar que es un ejemplarizante y loable gesto, pero opino que el ahorro en la administración se debe hacer de otros modos: reducción de asesores políticos y de cargos de confianza, eficacia en la gestión, concursos públicos con luz y taquígrafos, abiertos a una competencia honesta entre empresas, adelgazamiento de las plantillas de funcionarios colocados por enchufe en puestos creados artificialmente, acabar con el fraude y con los paraísos fiscales...
Los políticos deben ganar bien. No ganar excesivamente. Nadie debería ganar menos que en su trabajo de procedencia. El sueldo de un político no debe ser motivo de un gran enriquecimiento pero tampoco debe gravar a sus familias.
Todos los sueldos de los políticos deben estar prefijados por grado de responsabilidad, presupuesto que se gestiona, número de habitantes, etc., para que nadie se enriquezca, ni que tampoco se perjudique. Una vez fijados los sueldos se evitará que los mediocres cobren una obscenidad o que un insuficiente sueldo pueda ser motivo para que los hábiles se queden en casa o que algunos gobernantes se conviertan en corruptos con la disculpa de que no les llega con lo que cobran.
A los políticos se les debe valorar por su dedicación, por su afán de servicio y por sus resultados, no porque cobren menos que los funcionarios a los que lideran o porque vayan en bici o en Metro a su trabajo.
Esto último lo aplaudiría si no conllevara un grado de inseguridad, debemos tener en cuenta que se toman decisiones que afectan a las personas y que no todas son comprendidas y aceptadas por sus receptores. Y algunos de ellos entienden más de la razón de la fuerza que de la fuerza de la razón. Sobre todo, a los poderosos a los que afecta nuestra acción de gobernar.
Que conste que cuando consultamos a EUDEL (Asociación de Municipios Vascos) cual debía ser mi sueldo, de “motu propio” me rebajé un 10%, he usado mi coche propio y el Metro habitualmente y nunca he tenido un enfrentamiento con ningún vecino o vecina.
No creo que cobrar 500 € al mes más que mis colegas docentes, fuese una obscenidad si tenemos en cuenta las horas de dedicación y el grado de responsabilidad de cada función.
Estoy plenamente conforme y contento con observar las aclamaciones recibidas por los nuevos cargos, de gente que procede del movimiento ciudadano, de las actuaciones contra los desahucios, contra el fracking, contra los cementerios nucleares,… ya se nota que en la política de algunas instituciones se comienzan a valorar más los intereses de las personas y las familias que los intereses de los bancos. Poco a poco se irá logrando que dejen de llevar los dineros a los paraísos fiscales los mismos que nos recortan derechos, nos suben impuestos y nos insultan diciendo que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades."



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